El monstruo de Cleveland

La llamada de socorro de Amanda Berry, una joven estadounidense que fue secuestrada en 2003, fue la clave para el rescate de esta junto a tres mujeres más y una niña en Cleveland el pasado lunes.

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Las tres jóvenes Amanda Berry,Gina DeJesus y Michelle ya vuelven a sus vidas después de 10 años de cautiverio en una casa en Cleveland por los hermanos Castro. Según algunos vecinos ya habían llamado a la policía dosaños atrás cuando observaron en el patio interior a unas chicas desnudas a cuatro patas y con correas. La desaparición de estas tres jóvenes dio una enorme polémica hace diez años, ya se las daba por muertas, cuando Amanda consiguió hacer esa llamada de auxilio a las autoridades.

La casa estaba totalmente aislada, las ventanas siempre estaban cerradas, incluso tapadas con bolsas, había puertas con pestillos por toda la casa, una auténtica cárcel. Fuentes policiales han informado que durante la década de cautiverio las chicas sufrieron embarazos múltiples, pero también que sufrieron abortos involuntarios después de haber sido golpeadas o porque estaban desnutridas. Se informa que al menos cinco bebés nacieron en esa casa.De momento se desconoce que pasó con los niños que nacieron en esa casa sin ninguna asistencia médica. La policía también encontró una niña de séis años en la casa, hija de Amanda Berry, pero todavía quedan muchas preguntas sin resolver.

Las tres jóvenes ya se encuentran en sus hogares después de haber pasado reconocimiento médicos, dónde se darán muchas de las respuestas que siguen en el aire.

La pesadilla comenzó cuando Ariel Castro uno de los hermanos sospechoso, secuestro a la primera víctima, al parecer como eran tres hermanos, todos abusaron de ella y la trataban como esclava, los dos hermanos restantes al ver que no era suficiente una para los tres, decidieron secuestrar a dos jóvenes más con la intención de torturarlas y abusar sexualmente de ellas.

Como primera hipótesis, se cree que las chicas no vivían en el sótano sino en el ático, también se cree que tenian total libertad para moverse en distintos rincones de la casa, por eso los hermanos Castro convirtieron la casa en un auténtico búnker. Las jóvenes no tenían ningún tipo de relación entre ellas, estaban y hablaban nada más cada una con el respectivo hermano.

Los vecinos de la zona admiten estar muy sorprendidos, añaden que estos tres hermanos eran totalmente normales y que incluso los podían llamar como vecinos ejemplares: » Eran muy abiertos, y hacían barbacoas en su casa».

Los próximos días se darán más detalles del caso, las jóvenes tendrán que ser atendidas psicológicamente por médicos especializados.

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